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jueves, 3 de noviembre de 2011

El poder de la causalidad

Estancación y recesión. Bajada (o subida) de los tipos de interés y rescates financieros. Bonos de deuda. Siglas del tipo FMI, BCE, o EBA. Seguro que lleva meses escuchando estos vocablos, y muchísimos más que no tendrán aquí cabida. No tiene más que encender la televisión o la radio y escuchar una de las muchas crónicas de actualidad financiera que se emiten a diario. O abrir cualquier periódico de información general y leer algún artículo de la sección de economía, aunque seguramente la mayoría de las veces lo encontrará en la portada.

El mundo se encuentra actualmente atravesando una de las crisis financieras más graves de la historia. Eso nos cuentan políticos, periodistas y expertos. Dicen que no hay dinero (haberlo haylo, como las meigas), pero a la vez reclaman en sus discursos que el principal motor para salir de la situación debe ser el consumo. Lamentan las cifras cada vez mayores de paro laboral reflejadas por los institutos de estadística, pero se echan las culpas unos a otros sin ocuparse del que debería ser su trabajo: aportar soluciones al problema de la población que les eligió y a la que representan.

Es difícil que una persona que escucha una gran cantidad de veces al día que no tiene dinero y que probablemente la despidan realice el acto de gastar, requerido según todos los apuntes de los expertos para avanzar hacia la salida de la situación imperante. Piénselo, ¿qué haría usted? Lo más probable es que si está de acuerdo con lo que lee, haya procurado ahorrar todo lo posible y preservar a toda costa su puesto de trabajo.

Puede que vaya siendo hora de preguntarse si se está haciendo algo mal. La crisis hubiera llegado igual, era cuestión de tiempo que el modelo económico comenzase a expulsar agua por algún lado. Pero quizá la desaceleración no hubiera sido tan acusada si la gente no hubiera visto reflejados en los discursos y en los medios de comunicación tantos adjetivos negativos, en ocasiones rayando el sensacionalismo. Y como muestra y para finalizar, 2 ejemplos reales de lo expuesto anteriormente: las palabras más repetidas en los artículos referidos al último dato del paro en los dos diarios españoles más leídos: El Mundo y El País. En ambos, aparecen destacadas palabras como crisis, peor, desempleo, millones, peor o personas.

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(El Mundo)
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(El País)

Imagen superior: Julien Jorge.

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